martes, octubre 25

El temor nos va envolviendo





Esto no es hallowen ni asunto de ahuizotes, son espantos reales que todos los días los vemos en la televisión, sobretodo al mediodía, y que se nos están metiendo a nuestros hogares con cuentos de que estamos en una segunda etapa de revolución.

Tengo una amiga y un amigo con distintas historias, pero coincidiendo en que la represión del gobierno Ortega-Murillo está escalando a niveles tales que las familias y personas se ven afectadas en su libertad de pensar diferente, por sentirse espiadas y tener el temor de quedar en el desempleo.

Una joven me comentaba que un día se puso a criticar al gobierno en su muro de Facebook por la falta de oportunidades de empleo para la juventud y cuando su madre regresó de trabajar, la llamó para sentarla en la sala y pedirle que borrara su comentario, porque su jefe lo había leído y le había exigido que le llamara la atención a su hija, porque de lo contrario no podría seguir trabajando en una institución del Estado.

La muchacha, después del pedido de su madre, procedió a borrar su comentario diciéndole a su progenitora que lo hacía porque no perdiera su empleo, pero eso no le cambiaba su forma de pensar y que ojalá eso se terminara algún día.

Otro caso similar es el de un amigo que un día le dio "me gusta" a una noticia de La Prensa relacionada a el caso de un edificio de apartamentos que se construye con fondos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). Casi inmediatamente fue llamado a la oficina del jefe para que lo interrogaran y le ordenaran que borrara ese "me gusta" o de lo contrario lo iban a despedir. Por supuesto que el temor al desempleo tuvo su efecto.

Historias como estas son apenas una expresión de lo que ocurre en todo el país. En los barrios nada se hace si no se consulta a los del CPC, en las instituciones tienen prohibido dar información a los periodistas que no trabajan en los medios que son propiedad de la familia Ortega-Murillo, la Policía Nacional ya no llama a todos los medios a sus entrevistas y el temor de hablar es evidente en los funcionarios y solo "la compañera" es la que puede informar en su versión paradisíaca de cómo vivimos en Nicaragua.

viernes, octubre 21

Una historia que pareciera de la vida real

...quien a altas horas de la noche se amparaba en sus amistades para pedirle consejos ocupando la conexión a internet de su computadora. Es en esas noches de chateos e insomnio cuando aparece Teresa, a quien ella consideró su voz de aliento nocturno.

"Cómo estás Teresita" era el saludo de entrada en conversaciones que después se volvían video llamadas, hasta que una noche ¡CRASH!, algo se quebró en la sala y Martha salió presurosa a ver el origen de ese ruido, dejando activa la conexión con Teresa.

Estaba sola en la casa. A su hijo lo había dejado donde su madre y de pronto una mano que la sujeta de un brazo y gritos ordenándole que se callara. Eran dos hombres que entraron en forcejeo con ella. Más cosas de la sala se quebraron y esos ruidos entraban por la computadora que estaba enlazada con Teresa.

"Martha ¿qué está pasando?" gritaba Teresa en palabras que se quedaban encerradas en las cuatro paredes del cuarto de donde salió Martha a buscar el origen del ruido. Teresa pudo escuchar los gritos desesperados de la mujer y de los dos hombres que habían irrumpido en la casa.

Pasó un rato. Teresa esperaba que Martha regresara, pero nada. A los pocos minutos pudo escuchar claramente a uno de los hombres decir: "vámonos, aquí ya no hay nada más qué hacer... el niño no tiene culpa".

A la mañana siguiente, la noticia era que una mujer había sido encontrada muerta en su vivienda con una bolsa plástica en su cabeza y que las autoridades presumían se trataba de un suicidio y solo Teresa sabía la realidad de lo que había ocasionado la muerte de Martha.

Teresa le contó todo lo ocurrido a un amigo que le insistió que hablara, pero ella no quiso. Tuvo temor porque llegó a pensar que así como mataron a Martha, podían llegar a buscarla para que después dijeran que hubo otro suicidio.

La verdad oficial fue que la causa de la muerte fue suicidio, la otra verdad nunca se conoció por el temor de Teresa, quien en el entierro de Martha se acercó a su tumba para expresarle en voz callada: "perdóname amiga, tuve miedo de hablar y solo Dios sabe los motivos y tenlo por seguro que Dios hará justicia".



Nicaragua, el país donde todo puede ocurrir.